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miércoles, 19 de diciembre de 2007

Mi cuento de Navidad


Desde aquel incidente hace muchas navidades, no he podido ingerir la típica carne de cerdo asada muy común en esta época. No soy defensora romántica de los animales, pero confieso que oír a aquel cerdo gritar mientras era sacrificado con agua caliente fue una señal bastante clara de que no podría comerle después. Puedo hacer el sacrificio con el lomo relleno y las chuletas, pero nunca asado, tal cual se iba a preparar a aquella victima con sonidos de infante desesperado ante su verdugo; puedo decir que ese incidente me impacto tanto que hasta percibir el olor me molesta y ver a una persona comiendo mencionado “manjar” me da escalofríos.
Algo similar me paso con aquel amor en mi vida. Ver como me sacrificaba silente y pacientemente con aquella verdad a medias provoco que matara todas mis ganas de quererle. Y desde aquel dia en que lo vi echarle agua caliente a nuestra relacion, provocando esto que se me despellajara el alma, no pude volver a verle con los mismos ojos. Puedo tranquilamente admirarle como persona, amigo, emprendedor…pero nunca mas como pareja. Igual que el cerdo asado que no he podido comer jamas.

1 comentarios:

Francisca Cruz dijo...

Mana.......que piiiiiiiiii...Metafora!!
Que me ha encantado...no sabia que escribias con tanto poder...Asi que esmerate! que te consumiré de cuando en cuando! XoxoX