Considero el sushi como una comida ideada para alimentar el alma haciendo un festín con el paladar. Yo siempre recuerdo mi primera experiencia de los eventos trascendentes en mi vida, por supuesto, la primera vez que descubrí esta comida sagrada esta en la lista: no tuve que esperar la tercera o cuarta vez para quedar prendada y ser parte de la nueva tendencia zen que yo, -esnobista en el fondo- me declaro seguidora.
Por esa afición, no pude evitar ponerme más que feliz cuando E me confirmo que la celebración de su cumpleaños seria en el mejor restaurante de sushi de nuestra adoptada ciudad. Así que ese sábado decidí vestirme casual, maquillar mis ojos con un verde que resalta el marrón de ellos y deshacerme de las largas extensiones de pelo. Para serles sincera, mis ojos, mi cara y mi pelo mas corto pero al natural nunca se vieron mejores…bueno quizás si pero quiero hacerme de la ilusión. Salí con E y V , feliz de la vida, dispuesta a pasarla de maravillas como siempre la pasamos.
El sitio, debo confesarlo, siempre me impresiona desde la entrada, no importa que haya estado ahí el día anterior. Esa ventana de cristal con una caída de agua no puede ser mejor bienvenida y buen augurio para lo que le espera al comensal una vez dentro.
Entramos y el sitio no nos parece vacío pero tampoco lleno al extremo y el aire que se respira nos hace perdonar y olvidar que quizás los sushis tarden en ser preparados. Así es como una vez comodas en nuestra mesa y luego de E y V ordenar su virginal limonada frozen y yo mi vodka con tónica como preludio de una de las mejores cenas, empezamos nuestra charla de chicas y obviamente la búsqueda de cualquier tema que diera paso a nuestras acostumbradas tertulias cosmopolitas. Y entre risas y cuentos llego nuestro sushi: el mío yo lo describiría como una comida de Dioses, una perfecta combinación de spicy tuna, salmón y aguacate que con una salsa de miel, jengibre, wasabi y soya que provocaron algo extremadamente parecido a un orgasmo en mi boca.
Pero entre mi éxtasis no pude evitar notar lo que pasaba en la mesa contigua: el, un muchacho muy joven aunque queriendo aparentar mayor con una descuidada e incipiente barba se comía su rollo con notable torpeza y acompañado de una flamante Coca Cola al lado de aquel plato blanco rectangular minimalista. Yo también soy adicta a la Coca Cola y agradezco cada día a los yankees por haber introducido tal bebida en mi diario vivir, pero nunca se me había ocurrido mezclarla con ningún alimento oriental.
Unos 30 minutos, 4 historias y centenares de risas después vimos entrar a lo que yo considero el hombre mas bello que había visto en meses, con una pareja que se notaba aun de lejos era menor de edad, inexperta y no merecedora de tener semejante trofeo viviente a su lado.
Ella, notablemente nerviosa por estar con aquel hombre tan interesante y mayor decidió no pedir nada de comer (¿Cómo se atrevía a rechazar una comida tan buena?...). No pude evitar pensar si fuera yo aquella afortunada de estar en ese asiento: yo probaría todas las combinaciones posibles con el - y no me refiero a comida solamente- y mucho menos me quedaría viéndolo a el comer como una anoréxica de la vida.
En ese momento los compare con la combinación del Sushi y la Coca Cola, ambos buenísimos, pero como que no creaban esa sinergia … y me pregunte con cierto dejo de inseguridad y envidia por que razón el no andaba con alguien como yo. La verdad es que cada cabeza es un mundo, pero yo estoy más que segura que quien prueba un sushi y decide acompañarlo de un buen sake no podría beberlo nunca con una refrescante Coca Cola.
Yo, de mi parte sigo dedicada a observar esas paradojas que me dan la vida y esperar el experto que me descubra como la perfecta combinación de su comida, aunque, para ser sincera, mientras tanto me puedo dar el lujo de cometer mis desaciertos y disfrutarlos en el camino, pero nunca uno tan grave como el de Sushi mezclado con Coca Cola.
lunes, 23 de julio de 2007
Sushi con Coca Cola
Publicado por El Divan en 13:04
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1 comentarios:
yo amo el sushi...ahhhhh , con relacion al post q te puedo decir, hay muchos sushis con coca cola en esta vida ...
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