Morning Rush

Tengo la fortuna de llegar a mi trabajo cada mañana con solo caminar unas cuantas esquinas. Eso es traducido en que puedo darme el lujo de disfrutar un poquito más mi café preparado con canela, el periódico y un largo baño matutino, tres pasos inviolables de mi ritual mañanero.
Pero más que la dicha de poder dedicarme unos minutos extras a mí, está el hecho de poder observar pacientemente en ese tramo de mi forzada caminata matutina a quienes marchan a todo vapor, víctimas de la premura del tiempo, rumbo a sus destinos.
Mientras la canción escogida para empezar mi día suena en mi iPod, disfruto el ver los carros varados en la calle esperando poder avanzar aunque sea 4 o 5 pasos; los niños ataviados con sus uniformes, las féminas, unas aprovechando para maquillarse, otras acomodando sus ropas; todos poniendose al día con la noticia radial, muchos acompañados de su café para poder eliminar el rápido despetar de ese dia.
Los que, como yo, se ven obligados a caminar, se les ve practicamente correr por las aceras, abrazando un bulto con su comida del dia, preparado para alimentar las esperanzas de mejora.
El obrero, el niño de colegio, la ejecutiva, el empresario, el que está abriendo sus puertas, la ama de casa que se dirige al gimnasio...hoy para mi son causa de admiración. Cada uno de ellos llena las arterias de nuestra ciudad con la sangre necesaria para que el corazon siga trabajando.
Y todos ellos me huelen...levantan ese aroma a café con canela que siempre sera parte de mí y de mi rutina.